Si estás pensando en instalar un mural refrigerado en tu negocio —ya sea un supermercado, tienda de conveniencia o frutería— una de las decisiones más importantes es elegir entre modelos con puertas o sin puertas. Aunque ambos cumplen la misma función de conservar productos frescos, su impacto en el consumo eléctrico puede variar considerablemente.
Estos son los más comunes en tiendas donde se busca rapidez de acceso. Son abiertos al frente, lo que facilita que el cliente tome un producto sin barreras. Sin embargo, esto tiene un costo:
Mayor consumo eléctrico: Al no tener puertas, el frío se escapa constantemente, obligando al sistema de refrigeración a trabajar más para mantener la temperatura.
Pérdidas de frío constantes: Se incrementa especialmente en días calurosos o en locales con alto tráfico de personas.
Mayor desgaste del equipo: El compresor trabaja más horas, lo que puede reducir su vida útil.
Estos modelos están equipados con puertas de cristal, batientes, y ofrecen varias ventajas:
Hasta un 30-50% menos de consumo energético, dependiendo del modelo y del uso.
Menor pérdida de frío: Las puertas actúan como una barrera física, manteniendo estable la temperatura interna.
Ambiente más confortable: Al no liberar aire frío al entorno, mejora el confort térmico dentro del local.
Estética moderna y ordenada: También ayudan a mantener los productos mejor organizados visualmente.
Si priorizas ahorro energético y sostenibilidad, los murales refrigerados con puertas son claramente la mejor alternativa.
Si tu negocio necesita agilidad en la compra y productos de muy alta rotación, puedes considerar los modelos abiertos, pero compensando con una buena gestión del consumo.
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